La
inteligencia erótica consiste en saber cómo manejarse con los demás
en el plano sexual y afectivo. Tiene como eje fundamental el manejo
de conductas orientadas a despertar el deseo en una relación de
pareja estable o para abordar y disfrutar situaciones con una nueva
pareja. El punto neurálgico de este concepto se centra en el deseo
sexual (punto de partida de la respuesta sexual humana que
desencadena la excitación y termina en el orgasmo y/o la resolución)
y que facilita el desarrollo de una vida afectiva y sexual operativa.
El
entrenamiento en habilidades que permitan desarrollar nuestra
inteligencia erótica debe basarse en la búsqueda de información,
iniciativa, creatividad, adaptación a nuevas situaciones, apertura
al cambio, aprendizajes diversos, etc.
En el
caso de las relaciones de pareja, es complicado y a veces difícil
poder desear lo que ya se tiene, cuando esto sucede estamos frente a
uno de los factores de deterioro en la relación. Al negar que la
sexualidad es un elemento importante en nuestra vida postergamos
encuentros y propiciamos desencuentros, dejamos que el deseo sexual
se extinga o pensamos que por arte de magia éste volverá en el
momento menos pensado. Culpamos a los hijos, al stress, al trabajo,
a la estrechez económica, a la familia; no aceptamos que el problema
está en nosotros y que se trata de un problema de pareja.
Ante
esta situación tenemos la opción de incrementar nuestros niveles de
inteligencia erótica y la forma de hacerlo es a través de:
- Búsqueda de información sobre el funcionamiento de nuestro cuerpo y el nuestra pareja.
- Aceptación y aprecio de sí mismo. El arreglo personal, la auto aceptación, reflejan ante los demás la imagen de nuestra propia valoración.
- Descubrimiento del auto erotismo: debemos aprender a identificar nuestras fuentes de placer y nuestras zonas eróticas.
- Desarrollo de la creatividad, reinvención constante para no caer en la rutina.
- Exploración e identificación de lo que le agrada a la pareja sin vergüenza ni culpas.
- Mantenimiento de hábitos de vida sana: estar en forma, cuidar nuestro cuerpo, alimentación, imagen personal, evitando los excesos de comida, alcohol y cigarros.
- Mantenimiento de la autonomía en la relación de pareja. Reconocer la existencia de un “nosotros” pero también de un “yo” y un “tú”.
- Negociación. Aprender a ceder y a perder, a veces reconocer que no tenemos la razón es un triunfo en el que ganamos aun perdiendo.
- Expresión de sentimientos; comunicación en pareja, poder decir lo que nos gusta y nos disgusta sin ser agresivos.
- Sentido del humor. El sexo debe ser lúdico y libre de disfrutar sin culpas.
- Incorporación de nuevos elementos y variantes en la actividad sexual.
- Afrontamiento y solución de los problemas de pareja antes de ir a la cama.
- Comprensión de que el deseo no implica necesariamente un encuentro sexual pero que también puede despertarlo.
Es necesario desarrollar nuestra inteligencia erótica y aprender a
no considerar la sexualidad como la última actividad en la escala de
prioridades de una relación de pareja. Aplicar lo que sabemos sobre
sexualidad en nuestra vida intima puede ayudarnos a recuperar los
deseos perdidos.
Pedro
Rondón Navas
Magister
en Sexología
Sexólogo
de TESEO
Sexólogo
de la Corporación Skinner (6374028)
Cel.
955885337
twitter:
@pedrondonavas