28 feb 2011

EL NIDO VACIO

Los hijos cuando crecen generalmente se van de la casa de los padres, ya sea para formar una familia, porque quieren vivir solos o bien porque se van a otro país o ciudad. Los padres se ven afectados porque cambia totalmente la rutina de sus vidas. La mujer tiene la sensación de abandono y pesar, más que el hombre (probablemente por la mayor cercanía de la madre con los hijos). Este es el “síndrome del nido vacío”.
Esta sensación se vive como un duelo, una perdida y muchas madres que han centrado totalmente su vida en la crianza de los hijos, descuidando su vida y crecimiento personal, al separarse de ellos, no encuentran sentido a su vida y se sienten inútiles y vacías. Ya no hay nadie que dependa de ellas, nadie de quien ocuparse (aparte del esposo). Ante esta situación se presentan signos de insomnio, depresión, angustia, irritabilidad, intransigencia… Es poco probable que bajo estas circunstancias la mujer pueda disfrutar de su sexualidad. El deseo sexual se va a ver afectado y disminuirá por estas causas. Las mujeres que han vivido una sexualidad con traumas y tabúes vivirán su sexualidad del mismo modo agudizada por el síndrome del nido vacío y lo más probable es que rechacen los avances de la pareja y se nieguen a toda posibilidad de goce sexual.
Por el contrario, mujeres con intereses personales propios, que se ocuparon en crecer como personas, asumen esta etapa como una liberación y sin conflictos. Ahora pueden dedicar su tiempo y energía a sí mismas y a sus parejas. Su vida social se torna más activa y su vida sexual se libera al tener más espacio y tiempo disponible para tener relaciones sexuales a cualquier hora del día, en cualquier lugar de la casa, con la privacidad que antes no tenían.
La sexualidad perdura a pesar de los años, la sexualidad cambia con el tiempo pero no desaparece, hay que saber adaptarse a los cambios. Asumir la sexualidad en la madurez con actitud abierta y sana facilitara el disfrute de la misma, además de beneficiar la relación de pareja.