Ella se acuesta boca
abajo desnuda, él sentado sobre sus piernas desliza sus manos
suavemente tocando toda su piel. Con la yema de los dedos y la palma
de la mano presiona y frota en forma delicada y lenta sus hombros,
cuello, brazos; baja por la espalda recorriendo todos los pliegues de
su cuerpo hasta llegar a los pies, donde se detiene y sin perder el
contacto con su piel le susurra en voz baja que se de vuelta...
Parece el inicio de una
novela erótica pero no lo es, se trata de una técnica ancestral que
permite expresar afecto a través del tacto cuando se acaricia la
piel, del olfato cuando se percibe el olor del cuerpo mezclado con
los aceites esenciales; del oído cuando se susurran palabras de amor;
del gusto cuando se utilizan los labios y la lengua y de la vista
cuando las velas encendidas dibujan siluetas de luz y sombras.
El masaje erótico
despierta el deseo preparando al organismo para el disfrute que
vendrá y nos hace pasar del bienestar de acariciar y ser acariciado
a la sensualidad de aprender a dar y recibir. Su objetivo no debe
ser el preludio de un coito ni el orgasmo en sí mismo sino estrechar
lazos de intimidad y confianza, envueltos en el placer de una
relación sexual más profunda.
Acariciar es un arte que
mejora con la práctica. El masaje de dos seres que preparan al
organismo para iniciar la primera fase del ciclo sexual: la
excitación, generando el deseo no sólo físico, también afectivo.
Se pueden incorporar
diversos elementos a esta actividad: plumas, aceites de sabores
variados, guantes masajeadores, almohadillas de gel térmico, cera
derretida, cremas hidratantes e incluso algunos dulces y frutas. Es a
través de esta técnica que se pueden descubrir zonas erógenas no
exploradas ni siquiera por quien recibe el masaje. Se pierde la
verguenza y la culpa cuando se percibe el masaje como una parte
importante, aunque no necesariamente permanente, del encuentro sexual
pleno.
La práctica del masaje
erótico ayuda a despertar el deseo sexual preparando y
sensibilizando nuestro cuerpo para sentir y no pensar, facilita el
orgasmo y mejora la vida sexual de la pareja. El tiempo que toma
realizarse no es nada comparado con el placer compartido que se
siente al explorar el cuerpo de la pareja y ser explorado por ella.
Pedro
Rondón Navas
Psicólogo-
Sexólogo
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Rondón Navas Sexólogo-Magister
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