SEXUALIDAD DESPUES DE LOS 50
SE ENVEJECE COMO SE HA
VIVIDO
Conforme envejecemos va cambiando
nuestro aspecto físico, intelectual y emocional, sin embargo nos adaptamos a
dichos cambios casi sin darnos cuenta; claro, hay ocasiones en la cuales se presentan
limitaciones pero se puede lidiar con ellas.
Notamos que nuestro rendimiento físico es menor, nos cansamos más rápido,
nos cuesta memorizar, olvidamos asuntos que consideramos poco importantes y
muchas veces nos irritan cosas que realmente no son importantes.
Aceptamos los cambios que conlleva
la edad, pero ¿podemos pretender que nuestra vida sexual mantenga el mismo
nivel de desempeño que cuando éramos
jóvenes?, absolutamente NO. Nos
cuesta aceptar cambios que tengan que ver con el ejercicio de la función sexual,
hasta el extremo de aceptar que ha llegado el principio del fin de nuestra vida
sexual con tal de no asumir que nuestra ejecución en este plano ya no es la
misma que antes. El temor a ser
rechazado, a no rendir lo suficiente, a ser juzgado, hace que muchas veces las personas pospongan o
repriman totalmente su vida sexual. Sin embargo, el deseo sexual se mantiene en hombres y mujeres a
pesar de la edad sin importar que la sociedad considere que las personas mayores deban ser seres
asexuados.
Así empiezan los mitos de la
sexualidad en la vejez: “se acabó la
vida sexual”, “a mi edad ya no pienso en esas cosas”, “la actividad sexual me
puede hacer daño”, “que pensarán mis hijos o nietos”. Les tengo una buena noticia: la sexualidad se
termina cuando uno se muere, nunca antes.
Es cierto que hay cambios en el
organismo de hombres y mujeres, hay que adaptarse a ellos y seguir disfrutando
de nuestra sexualidad. Los cambios en el
varón hacen que las erecciones no sean tan duras como antes, el período de
excitación se vuelve más largo (toma más tiempo lograr la erección), la
cantidad de semen expulsada es menor, el orgasmo demora más en llegar y es
menos intenso, volver a tener una erección toma más tiempo. En la mujer la fase de excitación es más
prolongada, hay menos lubricación vaginal, los músculos de la vagina pierden
elasticidad, el orgasmo demora más en llegar y la intensidad del mismo es menor.
Además de estos aspectos
naturales del proceso de envejecimiento están los efectos secundarios de
determinados medicamentos para la presión, diabetes, antidepresivos, etc., que
también interfieren en la ejecución sexual.
Pero no todo es negativo, podemos
adaptarnos a nuevas formas y opciones de disfrute de nuestra sexualidad. La intimidad debe ser valorada como parte importante
de la vida sexual. El coito (entendido
como la penetración pene-vagina) no debe ser la única forma de relacionarse.
Las caricias, masajes, besos, abrazos, forman parte importante de la sexualidad
y generalmente son dejadas de lado tanto por personas jóvenes como por los
mayores. No quiere decir que para las
personas mayores el coito no pueda existir, ¡claro que sí! A pesar de que la
erección sea más débil que antes, igual funciona y es capaz de hacer disfrutar
a la mujer. Existen jaleas y cremas vaginales
que ayudan a la lubricación, facilitando la penetración sin malestar. Los medicamentos pueden cambiarse hasta
conseguir el que menos afecte la vida sexual, pero generalmente los pacientes
se bloquean por vergüenza y no hablan de estos temas con sus médicos; hay que
dejar de lado estos temores y aclarar lo que les preocupa.
Muchos renuncian a la vida sexual
por desconocimiento de los cambios que acontecen con la edad, pero no hay
razones que justifiquen esta actitud. Las personas que han tenido una alimentación
saludable, sin excesos de tabaco o alcohol, practicando ejercicios y con una actividad
sexual gratificante, tienen más probabilidades de asumir estos cambios positivamente:
se envejece como se ha vivido. Recuerde
que la sexualidad no termina con la edad, es el individuo el que decide
terminar con ella.
Pedro Rondón Navas
Psicólogo- Sexólogo
Centro de Evaluación y Terapia Skinner
twitter: @pedrondonavas