En varias oportunidades me comentaron que un adolescente jamás iría a un taller de sexualidad porque era vergonzoso e incómodo. La experiencia me demostró lo contrario. Este verano organizamos dos talleres para adolescentes simultáneamente, en Lima y en Barquisimeto (Venezuela) y fue todo un éxito.
Habíamos organizado talleres de este tipo para estudiantes de tercero y cuarto de media que iban de intercambio estudiantil a otros países. La Asociación Civil de Capacitación, Educación Sexual y Orientación a la cual pertenezco fue contratada por AFS (Programas Interculturales) Barquisimeto, para formar a los adolescentes que iban a diferentes ciudades europeas, de costumbres diferentes, donde tendrían muchas presiones de grupo y probablemente no sabrían enfrentar diversas situaciones de tipo sexual.
Los contenidos de los talleres comprendían además de fisiología sexual, reproducción, infecciones de transmisión sexual y prevención de embarazos, otros aspectos importantes para la sexualidad: comunicación, autoestima, valores, presiones de grupo, toma de decisiones, relaciones de pareja, noviazgo, respeto a la pareja, iniciación sexual y responsabilidad. Las dinámicas de grupo facilitaron la internalización de los conceptos que deseábamos impartir, para que en un futuro pudieran asumir una sexualidad responsable y placentera, sin miedos, sin culpas, en el momento apropiado y con la persona apropiada.
En la última sesión invitamos a participar a los padres. Los adolescentes escribían en un papel una pregunta que alguna vez quisieron hacer a sus padres sobre temas de sexualidad pero que no se atrevieron. Estos papeles se depositaron en un sombrero y cada padre sacó uno al azar, debiendo responder la pregunta frente a todos. Las reacciones de los padres eran de risa, nerviosismo, vergüenza, titubeo. Si alguno no podía o no sabía cómo responder el hijo participaba y ayudaba al padre. La sorpresa fue que los hijos, después del taller, sabían más sobre sexualidad que los padres y no les daba vergüenza ni miedo hablar sobre sexualidad. Contrario a lo que se piensa normalmente, esta formación hace que los adolescentes retrasen el inicio de su vida sexual. La experiencia fue muy grata, los adolescentes salieron preparados para enfrentar situaciones diferentes, conscientes de lo que implica la sexualidad responsable y nos demostró que los talleres de sexualidad para adolescentes sí funcionan, tienen alta receptividad y los seguiremos organizando.
Pedro Rondón Navas
Psicólogo- Sexólogo
TESEO - Instituto de Terapia, Educación Sexual y Orientación
pedrondonavas@gmail.com
http://sexologosonline.blogspot.com
Habíamos organizado talleres de este tipo para estudiantes de tercero y cuarto de media que iban de intercambio estudiantil a otros países. La Asociación Civil de Capacitación, Educación Sexual y Orientación a la cual pertenezco fue contratada por AFS (Programas Interculturales) Barquisimeto, para formar a los adolescentes que iban a diferentes ciudades europeas, de costumbres diferentes, donde tendrían muchas presiones de grupo y probablemente no sabrían enfrentar diversas situaciones de tipo sexual.
Los contenidos de los talleres comprendían además de fisiología sexual, reproducción, infecciones de transmisión sexual y prevención de embarazos, otros aspectos importantes para la sexualidad: comunicación, autoestima, valores, presiones de grupo, toma de decisiones, relaciones de pareja, noviazgo, respeto a la pareja, iniciación sexual y responsabilidad. Las dinámicas de grupo facilitaron la internalización de los conceptos que deseábamos impartir, para que en un futuro pudieran asumir una sexualidad responsable y placentera, sin miedos, sin culpas, en el momento apropiado y con la persona apropiada.
En la última sesión invitamos a participar a los padres. Los adolescentes escribían en un papel una pregunta que alguna vez quisieron hacer a sus padres sobre temas de sexualidad pero que no se atrevieron. Estos papeles se depositaron en un sombrero y cada padre sacó uno al azar, debiendo responder la pregunta frente a todos. Las reacciones de los padres eran de risa, nerviosismo, vergüenza, titubeo. Si alguno no podía o no sabía cómo responder el hijo participaba y ayudaba al padre. La sorpresa fue que los hijos, después del taller, sabían más sobre sexualidad que los padres y no les daba vergüenza ni miedo hablar sobre sexualidad. Contrario a lo que se piensa normalmente, esta formación hace que los adolescentes retrasen el inicio de su vida sexual. La experiencia fue muy grata, los adolescentes salieron preparados para enfrentar situaciones diferentes, conscientes de lo que implica la sexualidad responsable y nos demostró que los talleres de sexualidad para adolescentes sí funcionan, tienen alta receptividad y los seguiremos organizando.
Pedro Rondón Navas
Psicólogo- Sexólogo
TESEO - Instituto de Terapia, Educación Sexual y Orientación
pedrondonavas@gmail.com
http://sexologosonline.blogspot.com