13 oct 2010

LOS PREVIOS

El ciclo de la respuesta sexual humana comprende cuatro fases: excitación-meseta-orgasmo y resolución. En la fase de excitación se producen cambios fisiológicos y psicológicos que preparan al organismo para la relación sexual. Tanto el varón como la mujer experimentan un incremento del ritmo cardiaco, rubor en la cara, endurecimiento de los pezones, tensión muscular. En el varón aparece la erección (los cuerpos cavernosos se llenan de sangre, el pene aumenta de tamaño y de grosor). En la mujer la vulva se dilata, la vagina se lubrica y las mamas aumentan su tamaño.
El método de aplicación de la Situación/Estimulo Sexual (que inicia la excitación) pueden incluir los sentidos: vista, oído, olfato, gusto, tacto; las emociones y la memoria: recuerdos, fantasías. Una persona puede excitarse al ser acariciada, viendo una fotografía erótica, recordando un encuentro sexual, imaginando una situación sexual, o utilizando otras formas de estímulo.
En la fase de excitación, masajes y caricias preparan al organismo para el encuentro sexual, de ahí su importancia para lograr la satisfacción de quien lo practica y quien lo recibe. La excitación varía en intensidad y duración dependiendo de cada individuo. Se recomienda adiestrarse en las técnicas de masaje, la piel es el órgano sexual más extenso y es zona erógena primordial. Un masaje sensual empieza sin tocar los órganos genitales, estimulando zonas cercanas, para posteriormente realizar toques directos e incluso la masturbación. Las caricias pueden ser realizadas con manos, boca, lengua, todo el cuerpo o utilizando objetos tales como plumas, frutas, masajeadores, vibradores y otros. Existen caricias externas (de todo el cuerpo) e internas (genitales internos) como la vagina, la vulva y el recto (caricias anales en la mujer y masaje prostático en el hombre).
Así como los previos nos preparan antes de salir a “divertirnos” en la sexualidad también deben estar presentes. La respuesta sexual es una respuesta fisiológica normal pero también involucra una experiencia más compleja en la que intervienen preferencias, emociones y experiencia y es importante conocer su funcionamiento para disfrutar plenamente de la sexualidad y prevenir problemas que puedan afectar a uno mismo y a su pareja.